(Eduardo Madroñal Pedraza) Obviamente el compositor, director de orquesta, poeta, ensayista y dramaturgo Richard Wagner (Leipzig, 1813-1883) no estuvo en Níger. Que se sepa, en la actualidad, no hay ningún nigerino apellidado Wagner (distinto gentilicio en Nigeria, nigeriano).

Según fuentes en internet, los países con más Wagner en el mundo serían Alemania (298.283), Estados Unidos (209.124), Austria (30.170), Brasil (18.534), Francia (15.624) … y en Rusia sólo 233. Según el Instituto Nacional de Estadística, en España habría 664 personas con Wagner de primer apellido y 313 de segundo.

Una vez aclarado -y apartado de nuestra conciencia- el condicionante lingüístico del apellido, pasemos a lo que importa, los turbulentos y parturientes cambios en la situación internacional, y explicitemos nuestro punto de vista desde el que analizamos los acontecimientos y que nos permite aventurar humildemente porqué Wagner está en Níger.

La situación internacional

El mundo se encuentra en un periodo turbulento y parturiente. Nos encontramos entre el ocaso de un mundo unipolar -con Estados Unidos como la única superpotencia realmente existente- y el complicado desarrollo de un mundo multipolar. Y en la lucha por un mundo multipolar se están desarrollando dos tendencias antagónicas.

La tendencia por un mundo multipolar que alumbra algo nuevo en la medida en que se asienta sobre el más escrupuloso respeto a la independencia nacional de todos los países del planeta y a las decisiones soberanas de sus pueblos.

Y la tendencia por un mundo multipolar que está reproduciendo lo viejo disfrazado de nuevo, aplicando las viejas prácticas imperialistas -como está haciendo Rusia, con su memoria de vieja superpotencia- utilizando las invasiones militares, las dominaciones económicas y las intervenciones políticas para imponer sus designios a los pueblos y países.

El dominio imperialista empobrece a Níger

El propio presidente destituido, Mohamed Bazoum, ha reconocido que la ayuda exterior “representa el 40% por ciento de nuestro presupuesto nacional” cuando Níger es el séptimo país del mundo productor de uranio, según la Asociación Nuclear Mundial. Es decir, tiene riqueza. Y, sin embargo, es el tercer país menos desarrollado del mundo, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Es decir, sólo supera a dos países, que son Chad y Sudán del Sur.

Está aguda contradicción subyace en la explosiva situación de Níger. Por un lado, una agricultura de subsistencia, que, sin inversiones ni avances tecnológicos, aporta el 40% del PIB del país y permite malvivir al 80% de la población. Por otro lado, posee uno de los principales depósitos de uranio del mundo, además de oro y petróleo en prospección.

Asociación Nuclear Mundial afirma que Níger produjo, el año pasado, 2.020 toneladas de uranio, el 4,13% de la producción mundial. ¿Quién se beneficia de ello? El pueblo nigerino no. Se beneficia la empresa estatal francesa Orano. Francia es el mayor importador de su antigua colonia (el 23,2%) y el segundo exportador (el 14,1%); siendo su inversión directa el 50% del total inversor extranjero.

Lo fundamental de las ganancias de la extracción de uranio se las llevan fuera de Níger, y la gente vive en condiciones de vida muy duras y precarias, por ello son analfabetos dos tercios de los nigerinos mayores de 14 y el 41,8% de la población -más de 10 millones de unos 25 millones de habitantes- vive en la pobreza extrema, por lo que el país tiene el séptimo PIB per cápita más bajo del mundo -es decir, 533 dólares en 2022- según el Banco Mundial.

Y aparece el lobo ruso disfrazado de cordero

La sangrante pobreza del pueblo nigerino sobre la que vive unas élites dominantes corruptas y vendidas a Francia y Estados Unidos, que permiten que las riquezas naturales del país se las lleven las potencias imperialistas a cambio de los dineros que amasan con sus prácticas corruptas es una herida abierta que ahora quiere aprovechar la Rusia imperialista, que utiliza dos instrumentos.

El primero es la penetración política entre la gente para presentarse como salvadora frente a los viejos imperialistas, por eso han aparecido banderas rusas y vítores a Putin durante las manifestaciones de apoyo al golpe militar.

El segundo es cooptación entre los mandos militares mediante los suministros de armas, como ya lo estaba haciendo bajo el gobierno de Bazoum -fiel a Francia y Estados Unidos- entrenando a sectores del ejército y vendiendo material militar. Aquí es donde aparece el grupo Wagner.

La expansión del Grupo Wagner empezó en África en 2017 (Mozambique y Sudán), siguieron en 2018 y 2019 (República Centroafricana y Libia respectivamente), y el año pasado Burkina Faso y Mali. Junto a la venta de armamento ruso, añaden el entrenamiento militar y el control de las zonas de explotación de los recursos naturales.

Por ejemplo, en el caso de la República Centroafricana con un acuerdo en materia de cooperación militar para el envío de armas e instructores rusos; y en lo económico el Gobierno centroafricano concedió las licencias de extracción de oro y diamantes a dos empresas rusas.

El BlackWagner ruso imita al Blackwater estadounidense

El uso de mercenarios dio un salto cualitativo cuando Estados Unidos inició su ocaso como superpotencia y ante el creciente rechazo del pueblo estadounidense a sufrir pérdidas humanas en guerras lejanas. A comienzos de los años 2000, para mantener las invasiones militares en Afganistán e Irak, Washington emplea mercenarios en ellas. Blackwater es el funesto y más destacado nombre. El 16 de septiembre de 2007, la matanza, por miembros de Blackwater, de civiles que se encontraban en la plaza Al Nasur de Bagdad causó 17 muertos y 27 heridos. El rechazo mundial cayó sobre Blackwater que posteriormente tendría que pasar a llamarse Domini.

En 2013 Rusia crea un ejército de mercenarios, Wagner, para intervenir en el extranjero sin que apareciera implicado su ejército oficial. El mismo Putin ha reconocido que el Estado ruso lo financia. En 2015 se despliega en Siria. En 2017 empieza la expansión en África con la República Centroafricana como primera presencia estable. Desde entonces las acusaciones de perpetrar matanzas entre las poblaciones civiles -según la ONG Armed Conflict Location and Event Data Project (ACLED), 456 civiles murieron en nueve intervenciones del Grupo Wagner en Mali- es una constante que acompaña siniestramente sus actividades militares. Así ha llegado Wagner a Níger.

No queremos emperadores buenos -ni blancos ni negros ni de cualquier otro color- porque no queremos emperadores sobre la faz de la Tierra.” Dicho revolucionario.

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