(Antonio Serrano Santos) Este artículo va destinado, por agradecimiento con Francisco López y deferencia con su hija y su esposa , a ellas. (Chico, para los amigos) , nuestro director, moderador, incomparable, simpático y de sorprendente y original humor, del diario digital alhaurindelatorre.com. Con motivo de la fiesta onomástica de ambas, Santa Marta, con todo afecto y recuerdo desde que las vi y conocí. Es una especie de detalle de gratitud, no he encontrado otra mejor, porque sé que le gustará más que si se lo hubiera dedicado a él. Ya hace tiempo que tenía pesado el tema de este artículo, pero la ocasión ha sido esta fiesta de su onomástica. Santa Marta.

Tiene el nombre de Marta unas connotaciones populares, algo humorísticas, no sé cuántas, pero hay una que da pie a comentarios, más o menos de humor, también. Ahora que está de moda la dieta mediterránea, la bulimia, la delgadez de modelos y los planes de adelgazamiento, viene a cuento el dicho tan popular de “ Muera Marta, muera harta”. Una forma de reírse y protestar de esas modernas costumbres alimenticias,recetas de cocina, el buen yantar, la fama del Arguiñano, los chefs…Al tragón de Sancho Panza le dijo Don Quijote: “ Sancho, come poco y cena menos, que el estómago es la máquina donde se fragua la salud del organismo”. Pero Sancho se reía. Esto me recuerda a uno que conocí, tragón y gordo, al que una mujer le dijo: “Don Fulano, de grandes cenas están las sepulturas llenas”. Y el contestó: “ Para dormir seguro, dormir con el ombligo duro”. Y otra: “ Tómese tomillo. Y él: “ ¿Qué ha dicho, lomillo? O aquel chiste que se corrió entre los chistosos durante los años cuarenta, los del hambre: Una pareja de novios, muy enamorados, él le propuso ahorrar y seguir una dieta. Ella siempre le decia: “ Yo, con verte me alimento”. Toda amororosa. Pasó el tiempo y un día, delgada y triste, le dice: “ Pepe, me muero de hambre”. Pepe le responde: ¿ Pero tú no decías que con solo verme te alimentabas? Y ella: “ Pepe,¡ pero si es que ya no te veo!”. Una mujer fue al médico porque padecía de flato. Tenía el vientre un poco inflamado. El médico le diagnosticó gases y que no comiera ni bebiera cosas que los produjeran. Pasó tiempo y un día iba ella paseando su cochecito con dos niños mellizos. Casualidad que la vio su médico y le preguntó :” ¿ Son mellizos?” Ella le dijo con cierta guasa: “ Según usted, son dos “peos””.( Pedos).

Bien, valga este comienzo algo tonto y conocido, a ver si les hace sonreír a las dos: Marta y Martita. La segunda , de Martita, poco. Mujer joven, bonita y guapa la alegría de sus padres y de los que la tratan. Ya lo creo. Y ahora, algo más serio pero no menos humano dentro de la vida social.

“ Yendo de camino,( Jesús) entró en una aldea( Betania) y una mujer, Marta de nombre, le recibió en su casa. Tenía ésta una hermana, llamada María,la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta andaba afanada en los muchos cuidados del servicio y, acercándose,dijo: “ Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje a mi sola en el servicio? Dile que me ayude” Respondió el Señor y le dijo: “ Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas por muchas cosas; pero solo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada.”

La escena del evangelio, donde Lucas narra la estancia de Jesús, a su paso por la aldea de Betania, donde solía descansar con sus discípulos, en un remanso de paz, entre sus agitadas idas y venidas por los pueblos de la Palestina de entonces, no tiene un contenido solamente religioso. Se puede aplicar al mundo en que vivimos, el mundo de todos los siglos; ese mundo tan agitado, y más últimamente, donde todo, o casi todo, es un vaivén de vértigo, un bucle en el que se repiten las mismas cosas, ideas, sucesos: una vorágine a donde van a parar, arrastrados por una corriente imparable, a su centro, perdiéndose en su abismo, las personas con sus intereses, sus miedos, sus ambiciones, sus luchas, sus ilusiones y desilusiones, su agitada vida, su amor y su odio. Su vida y su muerte.

Pocos son los que, en medio de su agitada vida, se detienen en esa aldea, en esa Betania, de la soledad y el silencio, por unos momentos, y descansar del tumulto, del ruido ensordecedor del mundo provocador con sus anuncios, espectáculos, trivialidades, y noticias, pasiones, gustos y comodidades que embotan el corazón con los placeres y preocupaciones de la vida. Haciéndolo insensible a la reflexión, a los valores verdaderos, humanos y espirituales y cerrándole la puerta en la búsqueda de la paz.

Marta, ante la llegada de los visitantes, Jesús con sus doce discípulos, nada menos, se multiplica en atenderlos, preparar la comida, en un va y viene, agitada, nerviosa. María, su hermana, sentada a los pies del Maestro, escuchaba su palabra. Marta se detiene y le dice a Jesús:” ¿ Señor, no te importa que mi hermana me deje sola en el servicio? Dile que me ayude”. Jesús le dice: “ Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas con muchas cosas pero una sola cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte y no le será quitada”. Repite su nombre con una reprensión, un tono suave y cariñoso. Necesaria, relativamente, son cosas de este mundo, como servir, comer, atender, trabajar…Es una parte del todo. La buena intención y trabajo de Marta, como la de mucha gente, es buena, pero no la mejor. La mejor, la de María, escuchar en silencio, la paz, comprender y aprender, es la que hace a la otra parte más eficaz, más serena, con más sentido. Pero la parte “ mejor” de María no sería nada sin la parte de Marta. Es un todo de dos partes. La parte es mejor si lo que escucha del Señor, y de su conciencia, se completa con la otra parte, la de Marta. Un cristiano que va a misa, reza y escucha la palabra de Dios, si luego no ayuda a su prójimo necesitado, si no es también Marta, es una María inútil y falsa.

“ Sólo una cosa es necesaria”. “ Te inquietas y te turbas por muchas cosas”. Nos agobian y nos turban la cosas de este mundo. No nos dejan pensar. Se reduce casi todo a un mundo de sentimientos. Solo una cosa, en realidad, es necesaria. Saber que caminamos; que el tiempo no se detiene, que no hay vuelta atrás. Una cosa solo es necesaria: parar, serenarse, para poder escuchar la “ palabra”, la que viene de lo íntimo del alma, del corazón, de la conciencia, que es la voz de Dios. Ella te enseña a recorrer el camino, dejando atrás los estorbos. A ir despojándote de todo y quedarte tú solo, desnudo, como viniste al mundo. Desnuda el alma. “ Despierte el alma dormida, avive el seso y recuerde, contemplando, cómo se pasa la vida, cómo se llega la muerte ,tan callando”.

Mientras caminamos, sólo la esperanza anima nuestro caminar con la alegría de la llegada al final del camino. Todo caminante se desprende de todo lo que le estorba en su caminar. Le ladran los perros( los que ponen estorbos) a los que no hace caso. “ Sancho, ¿ladran? Luego caminamos”. Y “ Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas. Ni cogeré las flores ni temeré las fieras; y pasaré los fuertes y fronteras”. Pobres criaturas, nosotros, sedientos de amor. Y ninguno nos llena ni nos hace felices del todo. Porque, al final del camino, con nuestros pequeños amores y pequeñas felicidades, si nos hemos liberado de los estorbos del camino, nos espera el grande y verdadero Amor: “ Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está” inquieto” hasta que descanse en ti”. Solo esta sola cosa es necesaria. “Yo también quiero resucitar. Ser feliz toda la eternidad. Y vivir, con los que tanto amé, una paz que no terminará”

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