(Jesús Miguel Relinque Mota, Profesor de instituto de Málaga) Esta es una realidad más que probada durante el transcurso de la existencia de los seres humanos en nuestro planeta.
Los humanos han querido siempre dejar huella tras su muerte y yo creo que tiene que ver con ese miedo a ser olvidados para siempre por el resto del mundo , es un miedo profundo al abandono y a la no existencia, a la soledad más total y absoluta.
Los creyentes en cualquier religión o corriente espiritual tenemos una esperanza en el más allá , en un más allá evolucionando a un plano más elevado , los no creyentes piensan que todo queda en lo material pero creo sinceramente que los unos y los otros quieren dejar huella al marcharse de este planeta.
Hagamos un repaso a la historia:
Las pirámides de Egipto con el interés de los faraones de ser eternamente recordados, los monumentos de los Mayas, el rascacielos con el nombre de Donald Trump o Trump Tower , el Coliseo romano con el ansia de los emperadores por ser alabados y recordados etc etc ..
Esa necesidad imperiosa de dejar algo que nos mantenga de alguna manera vivos durante la eternidad, es un asunto que creo seriamente está en todas las mentes y los corazones de los seres humanos de nuestra tierra y lo ha estado durante toda la historia , es como una especie de afán por conseguir perpetuar nuestra existencia con herederos , monumentos, incluso con animales que lleven nuestro nombre.
¿Es quizá la tremenda ilusión de no desaparecer ?
¿O es tal vez la gran necesidad de que lo que hemos hecho durante nuestra vida haya servido para algo y nuestro aliento haya tenido un sentido ?
¿Es la educación que recibimos en los hogares ,escuelas, institutos y universidades responsable de esta verdadera inquietud humana por dejar un rastro en el resto de la humanidad mundial ?
Estas preguntas puede responderlas cada lector como lo sienta o desee, pues de ese modo este artículo servirá para algo realmente y no sólo para que yo escriba y dejé tinta en un papel o en una impresora.
