(Jmm Caminero) Todos los seres humanos, en un momento de su vida, sienten que son algo excelso y grandes o pueden serlo, y, en otros, sienten sus limitaciones, debilidades, finitud.

Todo lo que pensamos o sentimos o creemos, es, en cierto modo una proyección del concepto antropológico y psicológico y metafísico y ético en el que creemos. Diríamos de la arquitectura profunda de sentido del mundo. En definitiva, lo he explicado muchas veces, pero es necesario abordarlo otra vez, existen tres grandes metafísicas antropológicas:

Una, el ser humano es un primate evolucionado racional, en mayor o menor grado –aquí se incluyen muchas corrientes de todo tipo, materialistas, evolucionistas biologístas, etc.-. Dos, el ser humano es un animal racional, básicamente, instalada en Aristóteles, somos animales pero somos racionales, somos racionales pero también animales, una unidad substancial, entre psique y animalidad. Tercero, somos animales racionales o primates evolucionados racionales pero con alma-espíritu inmortal, es la corriente de todo el cristianismo y otras religiones monoteístas o metafísicas monoteístas occidentales –Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, etc.-.

Usted, le guste o disguste, está situado esencialmente en alguna de las tres, puede que si duda mucho, en tiempos o en épocas, esté en una duda permanente o un escepticismo o agnosticismo metafísico en esta cuestión. Pero esencialmente, estas son las tres dimensiones-perspectivas-ópticas de esta cuestión. Pero esto que parece tan simple y sencillo condiciona toda su vida y su existencia, su interior consciente y semiconsciente e inconsciente, y su exterior. En el fondo, la postura que usted tome en cientos de cuestiones-problemas, en mayor o menor grado se verá teñida-salada-endulzada-agriada por la postura que esencialmente adopte sobre todo y todo y el Todo.

En el tema de la finitud e inmortalidad también. Estos días, que se rememora las dos grandes fiestas metafísicas de la trascendencia, la de los Santos, la de los Difuntos en el seno del cristianismo, especialmente, del catolicismo. Nos enfrentamos y confrontamos a esto. Usted piensa/siente que existen más posibilidades de que sea más cierto una u otra, una de esas tres…

El maestro del columnismo Pedro García Cuartango, en una columna publicada el 04 de junio de 2022 en el ABC.es, titulada Finitud, nos narra-cuenta-relata su experiencia de su ser-estar, de su yo profundo, al recorrer las tierras de su niñez e infancia en Miranda del Ebro, tierra de sus padres y antecesores, en definitiva, siente y consiente, en su pensar y sentir y resentir, que han pasado por esas calles, puentes, iglesias varias generaciones de sus antecesores… Y, siente la melancolía y la nostalgia, que los que nos precedieron, sintieron y amaron este aire y este sol y esta agua y esta tierra, yo añadiría, sufrirían y se alegrarían, con acontecimientos familiares, locales, nacionales. Y, después pensamos/sentimos que se olvidaron. Y, por tanto, el ser humano siente la finitud de lo que es, las debilidades y los límites, los olvidos y etcétera…

Dicen, con razón, que una ventaja del pueblo, y supongo que Cuartango se siente parte del pueblo, a semejanza de este escribiente, es que apenas sabe casi nada de sus bisabuelos y tatarabuelos o tatatatarabuelos y tatatatarabuelas, si fueron buenos o sin fueron menos buenos, si tuvieron suerte en la vida o no. O, quizás, si alguno vino huyendo de alguna guerra, sea la de la Independencia o quién sabe. En cambio la nobleza, antigua, de sangre y de antiguas guerras medievales o renacentistas, o de la actual, surgida de las revoluciones liberales, industriales y financieras, si saben, si su bisabuela era de figura muy bonita, pero con costumbres un poco extrañas. Y, dicen que el pueblo al no conocer estas realidades, tiene una ventaja sobre la nobleza financiera o empresarial o de sangre. Porque debe ser un enorme peso, que sepas que tu antecedente, aunque no tuviese hijos, pero si en el título, dicen que tuviese amistades profundas o no, con un pintor, medio sordo aragonés, por poner un ejemplo…

Se está produciendo una enorme realidad revolucionaria, una revolución cultural de sentido profundo, algo que se debe a muchos factores, la filosofía, en especial las materialistas y escépticas y ateas, Nietzsche sería un ejemplo, pero se le debe añadir Freud, Marx, Schopenhauer, etc. Se debe también a que confluyen factores y variables de la evolución de los tiempos, diríamos causas del azar. Y, también, da la sensación que existen colectivos, grupos, ideologías, por unas razones y por otras, quieren que desaparezca la fe en Dios del corazón de los hombres, de que las sociedades se vayan descristianizando… Estos tres tipos de variables, unidas, a otras, la realidad es que se está formando una concepción del mundo, atea o escéptica o agnóstica o antiteísta o materialista o superhedonista o una decena de posturas contrarias/negacionistas/relativistas ante el tema de Dios, que es en definitiva, ante el tema profundo del hombre, lo que siente y cree en su esencia y realidad profunda…

Invitaría, a que las personas de buena voluntad, buceasen en el mar del chinchorreo de Internet, y buscasen los “milagros del Padre Pío”. Que los lean despacio, y, los milagros aprobados oficialmente en Lourdes, que los razonen y mediten, durante varios meses. Y, después, sin engañarse a si mismos, se pregunten, si solo somos finitud, algo que es un eslabón más en una cadena, y, que se olvidarán todos de nosotros. O, que quizás, somos una simiente de inmortalidad en una Eternidad con el Buen Dios. Y, que nuestras acciones perduran, muchas de ellas, después de nosotros. De ahí la enorme necesidad de las buenas obras, buenos pensamientos, buenos deseos… Mientras tanto siga leyendo al maestro del columnismo, PGC, Cuartango

http://youtube.com/jmmcaminero      © jmm caminero (02-09 noviembre 2022 cr).

Fin artículo 3.266º: “Finitud e inmortalidad”. 

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