Estudiantes de Bachillerato de la ‘Cincinnati Country Day School –CCDS-’ de Ohio, una de las instituciones académicas más representativas de Norteamérica, comparten una intensa semana de inmersión cultural con familias de la comunidad educativa del Colegio El Pinar en la primera experiencia de intercambio estudiantil con alumnos y profesores de los Estados Unidos

Science, Maths, Arts, History, Spanish… Conocimientos; teoría y práctica, decenas de horas lectivas, charlas en los patios y un poco de trabajo para preparar las tareas de la siguiente mañana. Hasta aquí todo normal en una semana lectiva de la segunda mitad del mes de marzo, salvo por un detalle: Las clases han contado con el inusual toque cultural de unos invitados llegados desde el otro lado del Atlántico. Durante nueve intensas jornadas en las aulas y hogares de El Pinar se ha hablado un inglés con un toque de español norteamericano o, lo que es lo mismo, un ‘english-castellano’ salpicado de giros hispanos, sonrisas y mucha complicidad entre estudiantes de dos instituciones académicas separadas por un Océano, 7.000 kilómetros de viaje y horas interminables de vuelos Transatlánticos, pero con un espíritu de fraternidad, compañerismo y entusiasmo que evidencia que las inquietudes, anhelos e intereses de los jóvenes no entienden de fronteras, banderas o estados.

Una treintena de estudiantes del último curso de Secundaria y de primer año de Bachillerato de las comunidades educativas de El Pinar y la ‘Cincinnati Country Day School’ -CCDS- de Ohio han formado parte de este ambicioso plan de intercambio cultural internacional que, por primera vez en la historia del centro, ha unido a nuestros alumnos con jóvenes de similar edad y nivel de estudios procedentes de los Estados Unidos de América.

El proyecto, que arrancó a comienzos del presente curso con la visita y estancia de quince alumnos de ESO de El Pinar en el campus de la CCDS en Ohio, se acaba de completar con el paso por Alhaurín de la Torre de otros 15 jóvenes de la citada institución norteamericana que han compartido casa, clases y experiencias durante más de siete días con sus familias malagueñas de acogida.

Al frente del grupo de estudiantes se encontraban las docentes Malena Castro y Jeanette Hecker, profesora de español y francés de la CCDS quienes destacaron el interés mutuo de la iniciativa, así como su valor vivencial y cultural para el enriquecimiento de ambas comunidades.

“Se trata de una oportunidad única para aprender cómo es el día a día de un hogar español desde dentro. Tanto los alumnos, como nosotras mismas, hemos podido relacionarnos con otras personas con costumbres completamente diferentes, compartiendo las actividades cotidianas de la casa, la escuela y el tiempo de ocio. Es una experiencia total que no se puede comparar con ninguna otra y que sólo es posible vivir en un intercambio de estas características”, destacó Castro, quien resaltó los aspectos positivos de un sistema educativo “muy cercano, directo y en el que todas las personas cooperan entre sí y se apoyan para sacar el máximo partido a la experiencia didáctica”.

“Como profesora destacaría la entrega y el compromiso que muestran mis compañeros y cómo se vuelcan para ofrecer el máximo de oportunidades a sus alumnos”, añadió, una idea en la que redundó Hecker, a quien también le llamó la atención la implicación de las familias en la realidad educativa de los menores y cómo esta situación redunda en una mejora general de los resultados académicos.

Las docentes agradecieron la extraordinaria acogida que les han brindado durante su estancia en tierras malagueñas y abundaron en las anécdotas vividas junto al grupo de adolescentes al que han guiado en España. Estudiantes como Anika y Laney cuyo nivel de español sorprende y a las que les han llamado poderosamente la atención detalles que a sus ‘amigos’ españoles les pasan completamente desapercibidos por la fuerza de la costumbre.

“Para nosotras es increíble que por las mañanas se tomen un zumo con las naranjas que acaban de coger en el árbol del jardín o que la gente prácticamente tenga la suerte de tener sus casas en plena naturaleza y llegar al colegio en tan poco tiempo”, explicaba Anika, quien en el apartado educativo quiso destacar el buen ambiente que había visto en las dinámicas de clase, la cercanía con los profesores y la flexibilidad que ofrecía el sistema a la hora de explicar, preguntar, resolver dudas fuera del aula y otros aspectos que ayudan a acortar distancias entre roles y que la joven valoró positivamente.

Viajes, visitas patrimoniales por distintas capitales andaluzas, encuentros gastronómicos y una aproximación al folclore andaluz desde todos los flancos han redondeado esta singular iniciativa didáctica y cultural que ha servido para estrechar lazos entre dos comunidades separadas por el espacio, pero desde ahora unidas por el afecto.

Este proyecto internacional viene a sumarse a otros que el centro ya tiene en marcha como el que le vincula a los colegios británicos Rack House Primary School y la Sandylands School en el marco del programa Erasmus + de la Unión Europea o el que acaba de iniciarse junto a los colegas del instituto alemán Pina-Bausch Gesamtschule de Wuppertal, con los que El Pinar acaba de cerradr un acuerdo de colaboración que se terminará de implementar durante el próximo curso escolar.

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