Estudiantes de Bachillerato de la ciudad germana de Wuppertal, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, conviven durante una semana con familias malagueñas de la comunidad educativa del Colegio El Pinar en la primera experiencia de intercambio estudiantil que trae a Alhaurín de la Torre a alumnos y profesores procedentes del sistema educativo alemán

Siesta, lunes, jefe; playa, paella, familia, MADRE -repetida una y otra vez- e incluso uno de esos VAMOS impregnado de carga exclamativa. No son más que palabras comunes que no tendrían nada en particular salvo que han sido pronunciadas en un aula de Bachillerato del Colegio El Pinar tras cobrar forma a trompicones en las cuerdas vocales de trece estudiantes alemanes llegados del otro lado del Rhin, concretamente del instituto Pina-Bausch-Gesamtschule de la ciudad de Wuppertal (Renania del Norte-Westfalia). El programa de internacionalización que la institución académica alhaurina puso en marcha hace dos años y que ha unido a alumnos y profesores andaluces con otros de comunidades educativas tan distantes como la ‘Cincinnati Country Day School’ -CCDS- de Ohio o la Rack House Primary School de Manchester, ha vuelto a tender un puente para conectar a jóvenes separados por su lugar de nacimiento, aunque próximos en las inquietudes y formas de entender la vida propias de su edad. Una vez más y tras una intensa semana de convivencia, clases, rutinas de trabajo; grandes momentos de ocio y muchas horas de charla y conocimiento mutuo; esta experiencia de inmersión sociocultural ha permitido estrechar lazos entre compañeros que en muchos casos y a la vista de lo narrado por sus protagonistas, sellarán amistades que perdurarán toda la vida.

Emily Bröcking, Tillman Haering, Karina Kilian, Svenja Selter, Liv Werner o Zelal Gürbuz son algunos de los nombres propios de una iniciativa de intercambio transnacional en clave hispano-germana que ha servido para consolidar los flecos extracurriculares de una de las tres lenguas que forman parte del Departamento de Idiomas de El Pinar. Torremolinos y la Costa Occidental, Cártama y el Valle del Guadalhorce, la propia ciudad de Málaga o el municipio de Benagalbón han sido algunos de los eventuales hogares de acogida para el grupo de alumnos que durante una semana han tenido la oportunidad de cambiar las rutinas ‘norteñas’ de su Wuppertal natal por un suerte de ‘Málaga Way of life’ que, por encima de los clásicos y tópicos, les ha seducido.

Una semana puede ser mucho más que siete días y ésa es precisamente la sensación que queda en el grupo de chicos y chicas llegados desde esta ciudad del Oeste alemán. Dirigidos por sus profesoras del área de español y en estrecha colaboración con los docentes de Idiomas y equipo directivo de El Pinar, los estudiantes germanos han ido intercalando sus experiencias académicas y hogareñas con las familias de origen con visitas a espacios monumentales y culturales de la capital, la provincia de Málaga y ciudades cercanas como Granada, donde realizaron un tour guiado por La Alhambra, el Albaicín y otros espacios patrimoniales del centro histórico.

El seguimiento de las rutinas de sus compañeros españoles les ha ido permitiendo una toma de contacto con el centro y su funcionamiento. Instalaciones, alumnado, etapas educativas, horarios, modelo pedagógico, trabajo docente y peculiaridades de las sesiones lectivas a las que no han sido ajenos y que han llamado la atención de estudiantes como Liv Werner, quien valoraba la cercanía y el buen ambiente que existe en las clases y, especialmente, la relación profesor-alumno. “En Alemania es distinto. Se puede decir que todo es algo más rígido, quizás menos flexible y me llama la atención este comportamiento distendido. Pienso que es positivo”, comentaba.
Por su parte, el joven Tillman Haering destacaba el dominio de la lengua inglesa por parte de los pequeños de las etapas de Infantil y Primaria y el uso que los docentes que atienden a estos grupos realizan en las dinámicas de clase de este idioma junto a la lengua nativa, al tiempo que también hacía hincapié en la utilización generalizada de dispositivos tecnológicos como ‘tablets’, portátiles y otros recursos TIC en el trabajo de aula.

En cuanto a su día a día con las familias españolas y tras destacar las peculiaridades del Sur, los tipos de comida y las diferentes maneras de abordar los asuntos domésticos, a Svenja Selter le sorprendió la cercanía en el trato: “Me he sentido como en casa”. Tanto ella, como el resto de sus compañeros, destacaban el término ‘MADRE’ como una de esas palabras clave –“mágica”, aseguraron- que siempre van a recordar en español y que les han quedado grabada en la memoria a fuerza de repetirse una y otra vez en cada una de las casas. En su caso, tampoco olvida la excursión al campo realizada durante el pasado fin de semana y en la que tuvo la oportunidad de coger del propio árbol frutos tan exquisitos y poco comunes en su país como los higos, la granada o el caqui.

Por su parte, las profesoras Julia Bögeholz y Teresa Morales agradecieron la extraordinaria acogida que les han brindado los compañeros durante su estancia en tierras malagueñas y abundaron en las anécdotas vividas junto al grupo de adolescentes al que han guiado en su paso por Andalucía. En referencia a sus alumnos aseguraban que “estaban entusiasmados” con la oportunidad que les había brindado este viaje, del que no tenían duda que habían extraído una experiencia que recordarán “durante toda la vida”.

Ocio, visitas a ciudades como Nerja, algún que otro encuentro gastronómico y una aproximación al folclore andaluz desde todos los flancos han terminado de redondear esta singular iniciativa didáctica y cultural que ha servido para estrechar lazos entre dos comunidades separadas por la distancia, pero desde ahora unidas por el afecto.

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