(Antonio Serrano Santos) Su trono, una cruz; su corona, una corona de espinas
“ – ¿ Eres tú el rey de los judíos?- ¿ Dices eso por tí mismo(¿ te interesa saberlo?) ¿ O te lo han dicho otros de mi?- ¿ Acaso soy yo judío? Tu nación y los pontífies te han entregado a mi.¿ Qué has hecho?- Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo,mis ministros hubrían luchado para que no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí- ¿ Luego tú eres rey?- Tú lo has dicho, soy rey. Yo he venido al mundo para esto: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz- ¿ Qué es la verdad?
Y Pilato, volviéndose, no quiso saber más. Durante el conscientemente injusto juicio y condenación anticipada,” yo soy inocente de la sangre de este justo”, dijo Pilato, lavándose las manos,” allá vosotros”. Agnóstico y superticioso, al oir que lo querían crucificar porque se hacía Hijo de Dios, dice el evangelio, temió más. ¿ Y si lo fuera? En la mitología greco-romana abundaban los hijos de dioses. Estaba asombrado porque el reo, como hacían todos, no protestaba, no pedía clemencia. Le decía:” ¿ No dices nada? Mira cómo te acusan de tantas cosas.”
Se sentó dispuesto a aclarar el caso y sus dudas. – ¿ De dónde eres tú? Esta pregunta la hizo después de traerlo a su presencia, flagelado, escupido, abofeteado, sangrando, con la corona de espinas. Jesús no contestó. – ¿ A mi no me respondes? ¿No sabes que tengo poder para soltarte poder para condenarte?- No tendrías poder alguno sobre mi si no te lo hubieran dado de arriba. Por eso, los que a ti me han entregado tienen mayor pecado. El reo juzgando al juez. Tremendo, inconcebible en un reo ante su juez. Pilato se quedó desconcertado. La sabiduría, el tono, la rotundidez, la irrefutable verdad de esas palabras lo dejaron anonadado: él no era nadie, su poder no era suyo, su juicio, una gran mentira. “ Yo he venido para dar testimonio de la verdad”. Pilato preguntó”¿Qué es la verdad?”. Ahí la tiene. La tenía delante.” Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, había predicado. Verdad era que el juicio y condenación eran una farsa, mentira. Verdad era que los judíos lo entregaron por envidia y Pilato lo sabía. Verdad era su cobardía y ambición política al provocarlos que admitiieran al César, pueblo rebelde a la invasión romana,como rey. “No tenemos más rey que al César. Todo el que se hace rey va contra el César”. Y consumió la gran y definitiva mentira. La política de mantener su puesto de poder y su ambición, pudo más que la verdad que acababan de demostrarle.
“ Por envidia del diablo entró el pecado en el mundo, y, por el pecado, la muerte”. “ El es mentiroso y padre de la mentira. No se mantuvo en la verdad”. Ha explicado Jesucristo Rey el gran pecado causa de todos los males de la Historia y del mundo:Envidia, ambición. El pecado diabólico. “ No moriréis. Seréis como Dios”. El misterioso pecado de origen.
Envidia. Ambición. Es lo que determinaron y determinan el endiosamiento de líderes históricos. Reyes, emperadores, gobernadores, jefes de gobiernos, dictadores; desde el plano superior hasta bajando en escala a inferiores. Grandes y pequeños en cuyas manos la justicia y la verdad son monedas de cambio.
Los mismos discípulos sufrieron la tentación. Jesús, conociendo sus pensamientos, los llama y les dice: “¿ Qué estais hablando entre vosotros?”. Ellos se callaron porque estaban discutiendo sobre quién sería el más importante de ellos. El los llamó y, sentándose, cogió a un niño, lo abrazó y les dijo: “ Si no os hacéis pequeños como este niño, no entraréis en el Reino de los Cielos. El que quiera ser el mayor entre vosotros, que se haga el menor y el servidor de todos. Como Yo no he venido a ser servido, sino a servir y dar la vida por muchos”. Tenían una idea bastante materialista del Reino hasta que el mismo Jesús, con su ejemplo,su enseñanza, su paciencia, Pasión y Resurrección, “les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura sobre El y su Reino”.
Los bandidos, condenados junto al Rey de los judíos, oyeron el diálogo entre Pilato y Jesús. Y comprendieron. Uno, Gestas, según la tradición, despechado y desesperado, grita, acusando al que podía ser el Mesías Rey :”¿ No eres tú el Mesías? ¡ Sálvate y sálvanos a nosotros!” El otro, llamado Dimas en la historia popular, reprende al otro y reconoce las culpas de ambos y el justo castigo. Y recordando las palabras de Jesús ; ” mi reino no es de este mundo”, llega a una increíble e inesperada decisión, y le dice con humildad : “ Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu Reino”. “ Te lo aseguro- le dijo Jesús -con un silencio para el otro- hoy estarás conmigo en el Paraíso”. El Paraíso, el Paraíso perdido y recuperado, el Reino de Dios en su primera etapa, con las almas en el cielo esperando la resurrección de los cuerpos. Cuando Dios “ hará cielos y tierra nuevos y ya no habrá más frio ni calor, ni llanto, ni dolor, ni muerte”. Mientras, el Reino de Dios, el Reino de Jesús, en la tierra, se va estableciendo, también en su primera dimensión. A través de la Iglesia, de sus santos, sus Dimas, sus apóstoles, sus fieles seguidores. Un “Reino de Verdad y de Vida; un Reino de Santidad y de Gracia; un Reino de Justicia, de Amor y de Paz”. Siendo protagonistas de la manipulación del reino, de la ambición y la envidia, muchos Gestas, Pilatos y gentes, seducidas por los líderes, como los príncipes de los judíos con el pueblo, para poner en el lugar de la verdad y la justicia, la mentira. Pero también hay innumerables Dimas y pueblos que creen, aman y sirven al único Rey de Verdad.
Cuando Jesús entró en Jerusalén, montado sobre un pollino, los conquistadores lo hacía a caballo y con su ejército, los fariseos le decían:” Dile a tus discípulos que se callen”. Porque gritaban: “ Hosonna al Hijo de David!.¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Viva el Rey de Israel!. Jesús les contestó: -Os aseguro, si éstos se callasen, hasta las piedras gritarían”. Histórico es el grito : “ ¡Viva Cristo Rey!”, que tantos intentaron acallar. Grito que era una respuesta de la fe, del perdón y del amor. Hoy, decimos: “¡Vive Cristo Rey!”. Jesucristo vive. “ Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”. Para los dudosos, los acobardados, para los corazones pusilánimes son estas palabras de Jesús: “ La paz os dejo, mi paz os doy. No como la da el mundo os la doy Yo.No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Confiad, Yo he vencido al mundo”.
Hoy, en la Festividad de Jesucristo Rey.

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