(Eduardo Madroñal Pedraza) La España donante acaba de batir su propio récord cuando lleva ya 27 años siendo el líder mundial. El pasado 29 de noviembre se ha llevado a cabo la donación de órganos de 19 fallecidos en el breve lapso de 24 horas. Tales donaciones han permitido llevar a cabo 38 trasplantes, dos en situación calificada de ‘urgencia cero’, cardiaco y hepático respectivamente. España lleva nada menos que más de un cuarto de siglo liderando el ranking mundial de solidaridad y organización, algo sin parangón. En 2018 España volvió a batir su nuevo récord de donantes y trasplantes de órganos. Ese récord mundial se conseguía por 27º año consecutivo y además se alcanzaba con cifras también récord.

Además de la clave de la solidaridad del pueblo en toda España, está la clave del “modelo español” de organización. Porque ha sido fundamental la participación organizativa simultánea en toda España de 27 hospitales de 13 comunidades autónomas (desde Andalucía hasta Cataluña, desde Canarias hasta el País Vasco, desde Murcia hasta Galicia… pasando por Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid). También la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha sido apoyada organizativamente por los servicios de emergencia y protección civil de las autonomías implicadas, y se han utilizado ocho vuelos para trasladar equipos y órganos así como la colaboración de 12 aeropuertos.

La directora de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil -que ha sustituido a Rafael Matesanz, al histórico director hasta su jubilación- ha resaltado que lo conseguido ahora “es un récord histórico” ya que “nunca en la historia la de la ONT” se había alcanzado “un número semejante de donantes”. Para Domínguez-Gil, “pone de manifiesto, aparte de la solidaridad de la ciudadanía, la capacidad del sistema de encajar una situación de exceso de actividad de una manera impecable, gracias al esfuerzo de todos los profesionales sanitarios, hospitales, aeropuertos y otras estructuras organizativas”.

Para Rafael Matesanz, tres son los pilares del liderazgo español: uno es “la generosidad de la población, cuando el mensaje es correcto y hay confianza en el sistema, en este caso, que el órgano va a ir a la persona que más lo necesita, con criterios médicos y sin discriminación”. Dos es la existencia de “un sistema que atiende a todo el mundo” y por ello “que todo el mundo puede donar porque todo el mundo lo puede necesitar”. Y tres es la organización, “el sustento profesional, los coordinadores de trasplantes que, con el soporte del resto, han posibilitado alcanzar tales cifras de donación”, un sistema organizativo conocido, y admirado, internacionalmente como el ‘modelo español’.

Y no ha sido una tarea fácil, no ya porque hayan sido 28 años con 15 ministros de Sanidad diferentes y un número similar de consejeros de Sanidad en las comunidades autónomas, sino porque ha habido serios ataques. El ataque más tremendo vino del extranjero, de una multinacional alemana, con presiones en España y en la Comisión Europea, e incluso con amenazas personales a Matesanz en Bruselas. Se trataba de la privatización de la donación de médula. Se paró el ataque y se ganó la batalla con una ley que tuvo todo el apoyo social y la unidad política para su aprobación. Porque el sistema de donación y trasplante es único, integrado y público. Si se privatiza alguna parte se rompe todo el edificio.

Frente a las constantes campañas despectivas que nos inoculan los grandes medios de información de fuera y de dentro de España sobre cómo somos nosotros, la inmensa mayoría de los españoles, esta noticia sobre un pequeño gran hito constante, sobre un dato tan vivo y tan vital, desenmascara la falsedad de tales ataques a nuestra valía como pueblo y a nuestra potencia organizativa como país… si la causa es justa. Este récord mundial expresa dos fortalezas, dos fortalezas siempre negadas por la propaganda de las grandes potencias extranjeras y siempre renegadas por nuestra sumisa clase dominante.

Nuestra primera fortaleza es ser el pueblo que da ejemplo mundial de solidaridad, prolongando la vida más allá de nuestra propia muerte. Nuestra segunda fortaleza es la potente capacidad organizativa demostrada, en este campo, con una Organización Nacional de Trasplantes de España -que estuvo dirigida, durante más de un cuarto de siglo, por Rafael Matesanz- ha luchado y lucha en el seno de la sanidad pública para que estuviera todos estos años -y siga estando en el presente y en el futuro- al servicio de la inmensa mayoría de la población; y no al servicio de aumentar las ganancias de la minoría oligárquica y de las grandes potencias en el mundo y en Europa.

Eduardo Madroñal Pedraza

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