(Antonio Serrano Santos) El pan es el símbolo más universal de la máxima necesidad para la vida de la humanidad. Es también símbolo de multitud de cosas: Del trabajo: “ ganarás el pan con el sudor de tu frente”.

Trabajar para llevar el pan a sus hijos. De la bondad: ser más bueno que el pan. Ser bueno más por la necesidad que por el sabor: pan de trigo, de cebada, de arroz, de centeno, de maiz… En competición con el cariño o el amor propio: Dame pan y dime tonto; mucho te quiero, perrito, pero pan, poquito.  “Danos hoy nuestro pan de cada día”, para poder vivir, rezar, confiar…hoy; mañana, Dios dirá. Es el símbolo y realidad de la Eucaristía: “ Tomó el pan , lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros”.

En el circo romano:” Panem et circences”, que no falte el pan y las diversiones por más alienantes que sean; lo demás, no importa. Como hoy. “ Pan para hoy, y hambre para mañana”: necesidad de asegurarlo para cada día, es decir, un trabajo fijo. “ A falta de pan, buenas son tortas”, pero nada tan necesario como el pan. Pan de lágrimas: ganarlo aguantando sufrimientos, humillaciones, injusticias…¿ Qué es lo que ha traído Jesucristo si no ha quitado el hambre en el mundo, como lo multiplicó para una multitud? Cuando los hombres no pueden o no quieren compartir su pan, entonces Dios interviene.

Pero si pueden y quieren, no hace falta milagros. Entonces,¿ qué ha traído? Ha traído a Dios, hecho pan para la vida del hombre. Al Dios verdadero, al que se puede ver, tocar, abrazar, humano y tierno con los niños, los pobres, enfermos, abriendo el camino entre dolores y muerte hasta la vida eterna, para nosotros. Al Dios Padre, nombre innombrable entre los judíos, temerosos; nombre escándalo. El Dios vengativo, justiciero, cruel, según la mentalidad antropomorfista judía y aún mal conocido entre muchos cristianos. “ Dios ha muerto”, dice el siglo IXX, y es verdad. Y resucitó el verdadero Dios: Jesús de Nazaret. Y precisamente elige lo más sencillo, universal, pobre y absolutamente necesario: el pan con todos sus simbolismos. “ Tomad y comed todos de él…” Dios, hecho pan, el pan de los pobres, multiplicado en todo el mundo para la multitud de millones. Es comprensible y respetuosa la falta de fe en muchos . Es pura fe, amor y esperanza. Es una locura de amor de Dios. De Jesús. “ ¿ Y qué mayor locura que se nos pase el sueño de esta vida con tanto seso?”( Sta. Teresa de Jesús)

¿ “…qué es lo que cuenta verdaderamente en la vida humana. …?Aparece claro el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o , incluso superfluo y molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas solo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio. Esta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras.

Es propio de la tentación adoptar una apariencia moral: no nos invita directamente a hacer el mal, eso sería burdo. Finge mostrarnos lo mejor: abandonar por fin lo ilusorio y emplear eficazmente nuestras fuerzas en mejorar el mundo. Además, se presenta con la pretensión del verdadero realismo. Lo real es lo que se constata: poder y pan. Ante ello, las cosas de Dios aparecen irreales, un mundo secundario que realmente no se necesita.

¿Es Dios bueno o debemos nosotros mismos inventar lo que es bueno? La cuestión de Dios es el interrogante fundamental que nos pone ante la encrucijada de la existencia humana. Cuando a Dios se le da una importancia secundaria, que se puede dar de lado temporal o permanentemente en nombre de asuntos más importantes, entonces fracasan precisamente estas cosas presuntamente más importantes. Esto lo demuestra el  fracaso del marxismo( ateo) ( y el capitalismo salvaje).

Las ayudas de Occidente a los países en vias de desarrollo, basadas en principios puramente técnico-materiales, que no solo han dejado de lado a Dios, sino que, además, han apartado a los hombres de El con el orgullo del sabelotodo, han hecho del Tercer Mundo el Tercer Mundo en sentido actual. Estas ayudas han dejado de lado las estructuras religiosas, morales y sociales existentes y han introducido su mentalidad tecnicista en el vacío. Creían poder transformar las piedras en pan, pero han dado piedras en vez de pan. Está en juego la primacía de Dios. Se trata de reconocerlo como realidad, una realidad, sin la cual,  ninguna otra cosa puede ser buena. No se puede gobernar la historia con meras estructuras materiales, prescindiendo de Dios.Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena.”

Lo entrecomillado es de “ Jesús de Nazaret”, primer tomo, obra de Josep Ratzinger, Benedicto XVI.

“Yo no espero nada bueno de alguien que por pereza mental, cientifismo, o lo que sea, no se preocupa de estos grandes temas del corazón, como son Dios, el alma, el más allá…” ( Unamuno). Y esto vale también para los que dicen que creen en Dios y, luego, viven como si Dios no existiera. Y más, aún, si se declaran cristianos, practicantes rutinarios o muchos no practicantes. Esos de los que Dios, y Jesús recuerda, decía: “ Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi”.

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