(Antonio Serrano Santos) Jesús: Gracias por invitarme. Es mucho valor por tu parte, pero como ya invitaste a mi Padre, a José, mi padre putativo ,y…bueno, a Satanás, es que te atreves con todo. Lo que puede la vocación por las noticias. Espero que no sea solo por las noticias.

Periodista: Yo sí que te doy las gracias, porque esto va a ser una primicia. Y, te lo aseguro, no solo por la noticia, es que, como todo el mundo, me muero por conocerte y oírte personalmente. Y eso que no tengo mucha fe.

J. Aquí estoy, como ves.

P. Vivito y coleando.

J. Nunca mejor dicho. Estamos en tiempo de Pascua de Resurrección.

P. Resucitaste y estás vivo y presente.

J. Vivo y presente en los corazones de los buenos cristianos y en la Hostia consagrada. Y en todos los sagrarios del mundo.

P. La locura. En un poco de pan que se puede masticar y un poco de vino que se bebe.

J. Locura de amor. Por amor, Dios también comete locuras. La Hostia es una forma delicada que aleja el sentido grosero de comer o masticar un pan corriente, aunque sea como tú dices. Se toma con facilidad recordando su sentido espiritual, no como entendieron o quisieron entender los que me rechazaron porque dije que mi cuerpo era verdadera comida y mi sangre, verdadera bebida. Y luego dije que la carne de nada aprovecha, las palabras que dije eran espíritu y vida. El sentido espiritual.

P. ¿ Esa es la Hostia consagrada, no?

J. Sí; esa que tantos usáis, unos, como blasfemia y otros, como costumbre. Sin pensar lo que dicen. Yo digo a mi Padre, como en la cruz: Padre, perdónalos porque no saben “ lo que dicen”. Ya sabes las numerosísimas formas de blasfemia con la palabra hostia. Los que la dicen, ya como costumbre, es una cosa; pero los que la usan como ofensa, insulto, chiste malévolo, desprecio…, es otra.

P. Ya las conocemos y da vergüenza recordarlas. Bueno, perdona, a mi, algunas veces, se me escapa. Te prometo no volver a decirlas. Más por respeto y educación que por fe.

J. Gracias, por lo educado. Lo de menos sería el uso de la palabra hostia. Lo peor, el uso a que ha llegado el trato a la Hostia, por creyentes y no digamos por los no creyentes o sacrílegos llenos de incomprensoble odio.

P. Bueno, no solo por educación, todavía me queda algo de lo que mi madre me enseñó de pequeño.

J. ¿Ah, sí? ¿ Y qué fue?

P. No te rías: “Jesusito de mi vida, eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón. Tómalo, tuyo es, mío, no”. Cosas de las madres. Esas sí que tenían fe, sin tanta teología ni estudios.

J. Ja, ja… Pero si eso lo rezaba, siendo Papa, hasta el Papa de la sonrisa, Juan Pablo I

P. Como dije con los otros entrevistados, en representación de los lectores, tengo que hacerte algunas preguntas que, quizás, no te hagan gracia.

J. ¿ Tú no has leído en los evangelios las preguntas que me hacían todos? No digamos de los fariseos, con unas ganas de pillarme…Pero, ja, nunca lo conseguían. Al revés, venían por lana y salían trasquilado.

P. O sea, que les salía el tiro por la culata. Llenos de envidia.

J. Es que las preguntitas de algunos van con una carga…

P. Sí, de esas que las carga el diablo.

J. Has dado en el clavo. Cómo se nota que lo entrevistaste.

P. Vamos allá. Primera andanada: ¿ Cómo se puede creer que eres hombre y Dios? ¿ Que eres Dios que ha venido hecho como uno más de nosotros?

J. Muy buena pregunta. Te contesto como yo solía hacerlo: ¿ Cómo se puede creer tantas cosas, no ya religiosas, sino absurdas, sin sentido común, fíjate, sentido común, no científicas? No voy a enumerarlas todas porque te podrías marear, solo unas cuantas. Allá van : colas pagando mucho dinero para que le adivinen la suerte o el futuro; tarot, astrología, horóscopos, rayas de la mano, el número trece, tirar la sal, pasar bajo una escalera, un gato negro, tijeras abiertas, tocar una joroba, pisar una caca, el color amarillo…, y algunas tan groseras que no las digo. Son innumerables. Y les cuesta la salud y el dinero, a veces, por creerlas y seguirlas.

P. ¿ Y qué tiene que ver eso con mi pregunta?

J. Que es más fácil y más cómodo y gratis creer en Dios y en mi que soy su Hijo.

P. Un amigo me dijo: Yo no creo en las supersticiones porque trae mala suerte.

J. Ya ves hasta donde llega la superstición.

P. Pero es que lo tuyo es un misterio. El más grande.

J. Se desviven muchos en intentar demostrar que Dios no existe; pero tampoco pueden demostrar que no existe. De mi ya no se atreven porque hasta los historiadores no creyentes aceptan que soy histórico, aunque no dicen lo mismo de mi divinidad.

P. ¿ Y tú?

J. Yo os quiero tanto, como Dios también que soy, que no me importó dejar de ser Dios, entiéndeme lo que quiero decir, para ser y estar con vosotros y exactamente como vosotros, menos en lo malo, en el pecado, que para eso vine, para quitarlo.

P. Recuerdo una frase de un santo que decía algo así, pero no la recuerdo bien porque me parecía un trabalenguas.

J. Te la digo, es de San Agustín. Ese sí que sabía lo que decía y creía: “ Si Agustín fuera Dios, y Dios fuera Agustín, Agustín dejaría de ser Dios para ser Agustín”. Ahí es nada. Dios, mi Padre, le contestó: “ Agustín, eso es amor”.

P. Algo que este mundo no entiende.

J. Tú lo has dicho. ¿ Tú tienes hijos?

P. Sí, uno ,y pequeño, porque me casé hace un par de años.

J. ¿ Cómo te llamas?

P. ( Sorprendido). Precisamente, me llamo Agustín.

J. ¿ Y tu hijo, cómo se llama?

P. Manolín. Tiene dos años.

J. ¿ Si tú fueras Dios y Manolín estuviera en peligro, dejarías de ser Dios para ser como Manolín y salvarlo?

P. Sin la más mínima duda. Es que ni me lo pensaría.

J. Eso es amor. ¿ Comprendes ahora? Por eso estoy aquí, y no acaban de creerme. Lo que dice mi discípulo amado: Dios es amor. Por eso vine ,“ dejando de ser Dios” para libraros del peligro de la maldad, del pecado, esa palabra que hace sonreír con ironía a los que están hasta el cuello en el pecado sin darle importancia, hasta que ya se dan cuenta demasiado tarde.

P. Dejaste de ser Dios, pero nos gustaría verte Dios.

J. A ver, querido Agustín,( esto dicho con retintín), vete a ese momento de la última cena y lee : “ Si me habéis conocido, conoceréis también a mi Padre. Desde ahora le conocéis y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dijo: Felipe, tanto tiempo hace que estáis conmigo y ni me habéis conocido? El que me ha visto a mi, ha visto al Padre. ¿ Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿ No crees que Yo estoy en el Padre y el Padre en mi? . Creedme que Yo estoy en el Padre y el Padre en mi. Al menos, creedlo por las obras”. Y hasta que no palparon mis manos, mis pies y mi costado, ya resucitado, no acababan de creerlo, diciendo: “ ¡ Señor mío y Dios mío!

P. ¡ Cómo a muchos les gustaría verte así!

J. Ya ves lo que decía Santa Teresa de Jesús: “ Quisiera yo siempre tener delante de los ojos su retrato o imagen ya que no podía traerle tan esculpido en mi alma como yo quisiera”. Pero bueno, ahí os he dejado, para los de poca fe y con ganas de verme mi retrato, nunca mejor dicho, en la Sábana Santa de Turín. Y de cuerpo entero.

P. Hay quienes te pintan rubio, ojos azules, acaramelado…

J. Pues si me pintan cuando eché a los mercaderes del templo o enfadado por la hipocresía de los fariseos…Ya ves mi rostro de judío en la Sábana. Moreno del sol de los caminos en las caminatas por toda Palestina.

P. Cierto que es impresionante tu cara y todo lo que sufriste. Y todo tu cuerpo. Si es verdadera.

J. No hace falta el carbono 14. Basta mirar bien, con los ojos bien abiertos y limpio el corazón.

P. Ayer leí unas palabras de Chaplin: “ Mira la luna y verás la belleza de Dios. Mira el sol y verás la fuerza de Dios”.

J. Así es. “ Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”. “ A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo que está en el seno del Padre, ése nos lo ha dado a conocer”. Dice Juan, mi discípulo amado.

P. Ya. Dios es espíritu, no podemos verlo, pero, gracias a ti, ya sabemos cómo es.

P. Nos quedamos con el pecado y la falta de amor. ¿ Y el infierno?

J. Pregúntale a Satanás en qué consiste el infierno: Ni cuernos, ni rabos, ni fuego. Una dimensión de la existencia donde no existe el amor. Para los que no amaron en la vida. Con fe o sin ella.

P. Que ya empieza en este mundo. Es verdad que es un infierno en el que viven muchos y lo peor es que arrastran a otros con ellos. ¿ Y el cielo?

J. Lo mismo, prácticamente. Nada de alas, música celestial. Otra dimensión de la existencia donde existe el amor. Para los que amaron, con fe o sin ella.

P. También comienza en este mundo. Es verdad que es un cielo en el que viven muchos y lo mejor es que arrastra a otros muchos con ellos.

J. Has comprendido.

P. Se me han quedado más preguntas en el tintero, pero creo que con estas respuestas, por ahora, no hacen falta más. Bueno, una más. A algunos les pareces serio y triste, como la religión.

J. ¿ Sí ? En las bodas de Caná, faltó el vino, y gracias a mi Madre, hubo vino del más bueno y más de cuatrocientos litros. Imagina la que cogieron. Según la costumbre todos bailamos. La alegría de los novios jovencillos… ¿ Soy Yo un aguafiestas?

P. Bueno, no serías muy antipático cuando te rodeaban los niños y los abrazabas.

J. Recuerdo a una madre, seguro que era la de uno de los niños, que me gritó: ¡Bentito sea el vietre que te llevó y los pechos que te amamantaron!.

P. Ja,ja…Nosotros lo decimos menos finamente: : ¡ Bendita sea la madre que te parió!

J. Estos andaluces…Cómo os parecéis a mi. No andáis con rodeos. Al pan, pan y al vino, vino.

P. Gracias, ya no más preguntas y no por falta de ganas y materia , que eres un mundo inacabable de sorpresas. Habrá que tener una segunda entrevista. Gracias.

P. A ti, querido amigo. Y que sea esa segunda entrevista un poco más amena, menos teológica, con más sentido del humor que haga haga reir. Como la que hiciste a mi Padre. ¡ Vaya con mi Padre! Bueno y para terminar ¿ Sabes tú cuál es la mejor y más buena noticia, que eso significa la palabra evangelio, y no, mala noticia? Apúntala, periodista.

P. Sí, Tú.

J. ¡ Bingo!

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