(OVIAndalucía) Solo 12 personas disfrutan actualmente de este derecho reconocido por la Ley de Dependencia en Andalucía.

Se exige al Gobierno andaluz la publicación urgente de una orden o decreto que desarrolle esta prestación económica.

Desde hace años, la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad ha financiado proyectos de asistencia personal a través de subvenciones competitivas anuales. Sin embargo, pese a recientes avances como el apoyo a personas con ELA, desde OVIAndalucía se considera que llegan tarde y mal.

📊 Datos actuales:

  • Solo 52 personas con ELA serán beneficiarias del último proyecto piloto.

  • Más de 800 personas padecen ELA en Andalucía.

  • 27.388 personas dependientes están en residencias y 88.418 reciben ayudas para cuidados familiares.

📜 En 2013, el Parlamento andaluz aprobó por unanimidad una proposición no de ley que instaba al Gobierno autonómico a desarrollar la Asistencia Personal según la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ratificada por España en 2007 y en vigor desde 2008). A día de hoy, más de una década después, esta regulación sigue sin existir.

Reivindicaciones urgentes:

  1. Implantar la Asistencia Personal como derecho básico (art. 19 de la Convención).

  2. Ofrecerla sin restricciones por edad, tipo de diversidad funcional ni actividad.

  3. Implementar proyectos piloto demostrativos (año 2014).

  4. Desarrollar una norma autonómica que regule y garantice este derecho.

En 2015, OVIAndalucía inició un proyecto piloto con financiación parcial de la Junta y la UNIA, avalado por investigadores de la Universidad Pablo de Olavide. Se demostró su viabilidad, sostenibilidad y rentabilidad social, pero no se ha materializado en normativa.

Actualmente, apenas 4 personas continúan en este programa, que ha sufrido recortes y suspensiones injustificadas. Incluso, los propios usuarios han tenido que financiar parte del coste de sus asistentes personales.

📣 Desde OVIAndalucía instamos a la consejera Loles López Gabarro a dejar de lado el modelo de subvenciones limitadas y apostar por una regulación firme, mediante orden o decreto, para cumplir con la Convención y garantizar el derecho a la vida independiente en igualdad de condiciones.