(Por Eduardo Madroñal Pedraza) Hay gente mentalmente envenenada que en España invade los pueblos de las zonas recién quemadas, o todavía en medio de los incendios, para hacer fotos. Pero no perdamos el enfoque. Es un turismo macabro a primera vista pero que en realidad se alimenta de los excrementos mentales de Trump, Netanyahu y Putin con los inmigrantes, los palestinos y los ucranianos.

Porque la mayoría somos humilde gente modesta de bien, porque somos quienes construimos otro futuro, nuestra mirada atraviesa las voces altisonantes para luchar por nuestras vidas. Porque, si hay fuegos descontrolados, es que faltan medidas preventivas.

El fuego no se detiene ante las “fronteras” autonómicas o provinciales. Al fuego, si no se le pone límites, se expande según las condiciones que lo alimentan. El fuego en nuestro país es ibérico. Son las condiciones geográficas y climáticas, pero fundamentalmente las condiciones socioeconómicas las que están determinando la voracidad que exhiben los actuales fuegos.

La “bronca política” añade fuego al fuego

Aquel político o sicario, que levante la voz para atacar y no para aportar su hombro, debe ser denunciado y rechazado. No es el momento de la “bronca política”. Todas las administraciones han de unir esfuerzos contra los incendios forestales. Necesitamos más recursos, reparaciones a las personas y sus bienes, apoyo a los bomberos forestales y sus reivindicaciones, castigo a los culpables, y prevención todo el año.

Lo único que importa son todas las personas que están sufriendo las consecuencias de los incendios que arrasan distintas zonas del país. Nuestro apoyo fraterno debe extenderse tanto a quienes han perdido sus hogares y medios de vida, como a las personas de los servicios de emergencia y de la Unidad Militar de Emergencias que han resultado heridas en el cumplimiento de su deber.

El después es lo que más importa, no olvidar

La magnitud de la tragedia pone en evidencia la falta de previsión y de recursos públicos destinados a la prevención y extinción de incendios. No basta con agradecer el sacrificio de bomberos, brigadistas, voluntarios y militares: es necesario dotarles de medios materiales suficientes, condiciones laborales dignas y presupuestos estables que no dependan de la improvisación. Los incendios no son “desastres naturales” inevitables, sino la consecuencia directa de una política que ha abandonado al mundo rural.

Se necesita más inversión pública en prevención y extinción de incendios, con plantillas estables y recursos suficientes; una política de reforestación y cuidado de los montes bajo gestión pública; unas medidas urgentes contra la despoblación rural, que se ha convertido en un caldo de cultivo para tragedias como estas. Los montes y las vidas humanas no se venden, se protegen.

Prevenir todo el año

La clave, para todos los que sufren los fuegos, no está solamente en apagar incendios, sino en prevenirlos durante todo el año con una gestión forestal técnicamente adecuada, con una persistente limpieza de los montes y con un estable personal formado.

Pero desde la década de los 70 se ha ido desarrollando un abandono del medio forestal por el creciente despoblamiento rural. Y la administración pública, central, autonómico y municipal no ha tomado las medidas necesarias, aunque debería, para enfrentar las consecuencias del abandono progresivo del medio rural.

No ha habido una mejora real en prevención de incendios, en la profesionalización del personal, ni en una apuesta real para que la administración pública asuma su responsabilidad principal.

Formación imprescindible

Por supuesto, que haya un mínimo de formación obligatoria, hará que la gente se esfuerce por ser profesional. Porque ahora mismo hay gente que no tiene la formación suficiente para estar. Hace falta estar todo el año y que durante todo ese año estar en formación y prepararse para atender cualquier tipo de situación.

Los incendios han sacado a la luz de nuevo las duras condiciones en las que trabajan los bomberos forestales: contratos temporales, falta de estabilidad y sueldos bajos; lo que genera una situación de inestabilidad e inseguridad jurídica porque a cada uno de los trabajadores tiene diferentes convenios y condiciones.

Una política de Estado contra el fuego descontrolado

Hace falta una política de Estado que ponga en el centro el combate permanente al fuego y unas buenas condiciones laborales para los bomberos forestales. Aunque las competencias respecto a los incendios y la gestión forestal son principalmente de las autonomías, hay competencias exclusivas y competencias compartidas.

Eduardo Madroñal Pedraza