Gregory Niclas von Reding – Biberegg, venido desde Suiza, ha participado en el homenaje anual que organiza la Asociación «Teodoro Reding» y ha podido conocer distintos rincones de la ciudad relacionados con su antepasado.
En 1802 un suizo llegaba a Málaga dejando su huella para siempre. Se trataba de Theodor Reding, que, alistado en el Ejército español desde los catorce años y con varias cicatrices de guerra, entraba en la ciudad como general y jefe del tercer regimiento español de suizos, destinado por el rey a la capital de la hoy llamada Costa del Sol para protegerla. Entonces no se imaginaría que en 1803 y 1804 viviría una horrible epidemia de fiebre amarilla que acabó con la vida de 186 de sus soldados en el intento de contenerla; que en 1806 se le confiaría el gobierno de la región malacitana, desde el que planificó y acometió múltiples acciones para mejorar la vida de los malagueños; y que en 1808, en el plano militar, se convertiría en el primer vencedor de un cuerpo de ejército de Napoleón en batalla campal.
Este pasado sábado la Asociación Histórico – Cultural «Teodoro Reding», que dentro de poco cumplirá 20 años de andadura, organizó su ya decimoséptimo homenaje al ilustre gobernador. En estas dos décadas ha tenido el honor de contar en sus actividades con miembros de distintas ramas de la familia Reding, pero en esta ocasión el evento ha sido más especial aún porque por primera vez han estado presentes algunos de sus descendientes más directos. Concretamente por parte de su hermano Aloys, que igualmente sirvió en España, pero que volvió a Suiza, donde, como líder del Cantón de Schwyz, luchó también frente a las tropas y pretensiones de Napoleón, convirtiéndose por un breve espacio de tiempo en el dirigente del país. La misma familia que aportó en su día un tercio del coste de la estatua, obra del escultor malagueño Juan Vega Ortega, que promovió la asociación y se inauguró en 2019 en la Plaza de La Malagueta.
La representación familiar, encabezada por Gregory Niclas von Reding – Biberegg, acompañó al colectivo en su acto en la Fuente de Reding y luego durante el desfile del grupo de Recreación Histórica «Regimiento Suizo de Reding nº 3» hasta el monumento, donde fue recibida por el Alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, y la nueva Cónsul Honoraria de Suiza en Málaga, María Sonsoles Díaz Hernández. En el homenaje, y en nombre de su abuelo Nikolaus von Reding – Biberegg, Gregory Reding expresó «hoy, aquí en Málaga, siento que Teodoro Reding no solo pertenece a nuestra familia, sino también a esta ciudad. Como descendiente de nuestra familia en Suiza, agradezco a Málaga por preservar su memoria no sólo en piedra y bronce, sino también en el corazón de sus ciudadanos. Para España, fue un general, pero para Málaga, se convirtió casi en un hijo de esta ciudad». Además del conocido Paseo en su honor, fuera del acto comentaban también la curiosidad de ver farmacias, panaderías, cafeterías y otros establecimientos con su nombre.
Por su parte, Jon Valera Muñoz de Toro, fundador y presidente de la Asociación Teodoro Reding explicó a los asistentes que Reding, «nacido en Suiza, pero malagueño de adopción y español de corazón, lo dio todo por nuestra tierra, fue un héroe, procuró el bienestar de los malagueños en el corto período que le dejaron las convulsas circunstancias del momento y trazó las vías que debía seguir esta ciudad para progresar… Pero, ante todo, demostró ser una buena persona. Un ejemplo a quien mirar y de quien aprender, y sentirnos orgullosos. Por eso le debíamos la estatua que mereció entonces. Aunque él diría que en realidad era alguien corriente que sólo hizo lo que debía.»
Al respecto de la escultura, la asociación aprovechó la ocasión para obsequiar a la familia con la maqueta que Juan Vega realizó en 2014 y que se presentó en 2015 en el Ayuntamiento de Málaga cuando se inició la suscripción popular. Con fin de que sea expuesta en el museo de la Ital Reding Haus de Schwyz, la población natal de Reding, donde se conservan el bastón de mando y el sable con los que Málaga obsequió al general en 1808 tras la victoria en la batalla de Bailén.
Por su parte, Catherine von Reding, en representación de la familia y en agradecimiento por su labor, hizo entrega a Jon Valera de un original de la primera biografía de Reding publicada en Lucerna en 1817. Por su parte, Valera expresó que ojalá en un futuro no muy lejano la asociación pudiera tener un espacio en Málaga donde exponer permanentemente tanto su patrimonio como este tipo de piezas para disfrute de las generaciones presentes y futuras.
El resto del fin de semana, este colectivo, formado por voluntarios culturales que comparten la pasión por la Historia y su divulgación, ha llevado a los familiares a conocer distintos puntos de Málaga, destacando los especialmente ligados a Reding, así como al taller del imaginero donde la estatua de su antepasado se hizo realidad. Una escultura que unió a malagueños y españoles en general, con miles de donativos, con Suiza, a través de la familia pero también de instituciones como la Embajada en España, el gobierno del Cantón de Schwyz o el Museo de los Suizos en el Extranjero de Ginebra; e incluso a particulares y colectivos de Irlanda, Portugal y México.