La presentación ha contado con la participación del Ayuntamiento de Málaga, con quien la administración autonómica trabaja en el proceso de intervención para la inclusión social de los habitantes de esta zona
La Junta de Andalucía ha encargado un estudio integral sobre la situación real y actual de las personas residentes en la barriada de Asperones, para planificar su inclusión social de forma progresiva en los próximos años.
El trabajo, realizado por Cruz Roja (adjudicataria del concurso) y que ha sido presentado este martes en la Delegación del Gobierno andaluz, ha consistido en recopilar todos los datos de carácter personal de los habitantes de la zona, con los que se ha elaborado una radiografía fiel de su situación socioeconómica, sanitaria, educativa y de empleo, así como los modos de vida, hábitos y tipologías de vivienda.
La finalidad es organizar y jerarquizar las necesidades de las personas y unidades de convivencia residentes en Los Asperones, con el fin de orientar las intervenciones hacia su integración social de manera gradual y realista.
La delegada del Gobierno andaluz en Málaga, Patricia Navarro, ha mantenido hoy una reunión con los concejales del Ayuntamiento de Málaga de Vivienda y Regeneración Urbana, Francisco Pomares; y de Derechos Sociales, Diversidad, Igualdad y Accesibilidad, Francisco Cantos, junto a las delegadas territoriales de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, María Rosa Morales; y de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Ruth Sarabia, para abordar el contenido de dicho estudio de la mano de Cruz Roja y de la coordinadora del Plan de Asperones, Marina García.
El informe se ha nutrido de entrevistas directas y voluntarias con los residentes de la barriada, así como de información aportada por las distintas administraciones con las que interactúan, cuyos datos han permitido establecer los grados de idoneidad en la ruta de inclusión, basándose en un análisis de riesgo social y en la capacidad y disposición de cada persona o familia para iniciar el proceso.
Una de las conclusiones del estudio apunta a que la solución a este problema de infravivienda y exclusión social no se solventa con un simple cambio de residencia; no se trata de desmantelar y trasladar a las personas a otras casas o pisos, como se ha venido interpretando históricamente. La gran mayoría de los residentes requieren de una intervención social intensa y de mediana duración o prolongada, que atienda casos individualizados.
Esto quiere decir que se precisa la tutela de las administraciones para orientar a las familias en la búsqueda de nuevos hogares, trabajo -en la mayoría de los casos- y formación, a la vez que deben contar con asistencia social para propiciar su vinculación con los centros educativos y sanitarios, dos pilares fundamentales para el desarrollo y bienestar de las familias.
Datos y radiografía del estudio
El estudio refleja también un contexto de alta dependencia institucional, con bajos niveles de empleo regulado y fuerte presencia de economía informal. Una de cada cuatro personas es perceptora de prestaciones económicas. Las mujeres constituyen la mayoría de las titulares del Ingreso Mínimo Vital (72,38%), lo que subraya la feminización de la pobreza en el asentamiento.
La estructura demográfica presenta una pirámide joven con gran peso de la población infantil y adolescente y escasa presencia de personas mayores.
La población es de 1.106 personas, de las que han participado de forma voluntaria en el estudio un total de 865 (un 84%).
Entre los principales resultados obtenidos, se constata que la tasa de paro es del 82%; que el 34,45% de la población es menor de 16 años y que el 37% del total de la población está escolarizada (319), aunque sólo dos personas están en Bachillerato o haciendo un grado universitario.
El 16% de las personas tienen una discapacidad reconocida; el 12% de la población en Asperones presenta algún tipo de enfermedad mental diagnosticada, de lo que en un 46% es ansiedad o depresión.
Entre las enfermedades crónicas más frecuentes destacan la diabetes mellitus y el asma, patologías que guardan relación con la exposición a humos procedentes de la quema de neumáticos y chatarra, actividad habitual en el entorno.
Casi tres cuartas partes (el 72%) de las viviendas del barrio se han considerado no habitables y el 89% de las personas mayores de 16 años residentes en la barriada tiene expectativas de trasladarse a entornos normalizados, desde el punto de vista de la vivienda. Asimismo, el estudio de Cruz Roja ha constatado, en función de otro tipo de estudios elaborados anteriormente, sobre todo municipales, que las familias que aquí conviven no se han incrementado en los últimos años e, incluso, hay dos unidades familiares menos instaladas en la zona.
El 87% de las unidades de convivencia están predispuestas a la inclusión con diferentes gradaciones. De este 87%, un 19% son hogares con estabilidad básica y más idoneidad para al cambio, que podrían cumplir el itinerario de inclusión social en menos de tres meses; un 68% requiere acompañamiento social y apoyo sostenido en el tiempo, con un proceso no inferior a los seis meses; y el 13% restante precisaría una mayor atención, mediante procesos integrales dirigidos a superar situaciones estructurales de exclusión.











