“La Educación no puede estar al margen de la evolución que va viendo la sociedad. Tenemos que seguir apostando por la innovación”.
María José Salom, directora del Colegio El Pinar, conoce de sobra los pasos que delimitan el aula. Estos días, como lleva haciendo media vida, vuelve a hacer el camino a clase con su bloc y agenda bajo el brazo. Aunque ostenta la máxima responsabilidad académica del centro, se resiste a alejarse de la pizarra -ahora digital- y busca, de nuevo, el contacto con uno de los grupos de Primaria en los que también imparte clase. Docente por vocación, Salom inició su andadura profesional hace casi tres décadas en el centro malagueño Gibraljaire de Málaga.
Tras esta primera etapa, que compaginó con el desarrollo de estudios superiores en la facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, donde obtuvo la titulación de Pedagogía, pasó a formar parte de la plantilla docente de la institución educativa de Alhaurín de la Torre, donde arrancó como maestra en la etapa de Primaria hasta asumir la dirección del equipo docente, un puesto que ostenta desde hace una década; periodo que ha marcado un punto de inflexión en la historia del centro, que pasó de contar con apenas 300 estudiantes en el curso 2013/2014 a la situación actual, en la que 1.350 estudiantes dan vida a sus patios y aulas. El Pinar ya es una de las entidades formativas más importantes de la provincia, con una oferta que va desde el segundo ciclo de Educación Infantil hasta Bachillerato y FP. Con una decida apuesta por la innovación educativa, la búsqueda del talento, el fomento de la autonomía de los estudiantes y el despliegue de proyectos creativos que involucran a cientos de menores, la institución es un referente de la enseñanza independiente malagueña.
- Arranca un nuevo curso, el Vigésimo sexto en la historia del centro. Es un recorrido largo y con muchos cambios, imaginamos ¿Qué diferencias encuentra entre El Pinar de entonces y el de ahora? ¿Cómo ha cambiado la manera de enseñar en este tiempo?
R: El Pinar ya nació con vocación de estar a la vanguardia. Por eso, desde el principio apostamos por una metodología y una forma de enfocar la Educación diferente; emprender nuestro propio camino. Fuimos una de las primeras instituciones en trabajar con TIC aplicadas al entorno del aula, por ejemplo. Y ciertamente, tampoco podemos negar que en los últimos años hemos vivido una auténtica revolución el ámbito formativo. La Educación ha cambiado más en la última década que en prácticamente en los 30 años precedentes. Y no solo hablamos de las irrupción de las herramientas tecnológicas, si no del enfoque didáctico del hecho educativo. Ahora hablamos de neuroeducación, trabajo cooperativo, educación emocional, etc.
- El centro en el que estamos ahora poco tiene que ver con el que abrió sus puertas a finales de los 90. ¿Qué claves han marcado su desarrollo y evolución?
R: Además de todas las que hemos señalado anteriormente, yo destacaría la enorme mejora en equipamientos y en recursos humanos que ha emprendido el Consejo de Administración de la empresa. Y no podemos relajamos porque a día de hoy seguimos ampliando y renovando instalaciones.
- La Educación es un servicio público esencial. Hablamos de ella como el principio de todo. Se habla mucho de la lentitud para adaptar los procesos de enseñanza/aprendizaje a la realidad que se vive en la sociedad; pero es cierto que suele haber mucha resistencia al cambio ¿Ha variado esta situación en los últimos cursos; ahora que la sociedad va también más deprisa? ¿Es más fácil o más difícil educar hoy que hace 10 o 15 años?
R: Bueno, siempre aparece la frase de “en mi época se hacía de esta o de otra manera”, pero tenemos que ser conscientes de que la Educación no puede estar al margen de la evolución que va viviendo la sociedad, de sus transformaciones y cambios y, en este sentido, hay que estar dispuestos a renovarse, apostar por nuevos formatos e introducir los medios necesarios para que los procesos de aprendizaje sean efectivos y permitan a los alumnas y alumnas sacar el máximo partido a su paso por el aula. No diría que es más fácil o difícil. Desde luego, sí muy diferente.
- El Pinar fue pionero por incorporar las TIC a la Educación y por apostar por una metodología en la que las herramientas tecnológicas se incluyeron en el entorno del aula. Ahora hablamos de uso responsable de la tecnología y de las consecuencias y riesgos que una mala praxis puede conllevar para los menores y jóvenes. ¿Cómo aborda este nuevo paradigma El Pinar?
R: En primer lugar, tenemos que aclarar que las pantallas en sí mismas no son el peligro. Como cualquier otra tecnología o medio, depende del uso que hagamos de ellas, el uso que se les da. Me hago eco de un reciente artículo publicado por un experto en el ‘Diario de la Educación’ donde se afirma, literalmente, que “la tecnología no es neutra, pero en el ámbito educativo lo decisivo no es su mera presencia, si no cómo se integra. Excluir la tecnología en la Educación supone renunciar a uno de lo espacios donde todos los niños y niñas pueden aprender a usarla de forma crítica, acompañados por profesionales que guían y orientan”. Creo que con este idea queda todo dicho.
- A la vez también ha entrado en juego un nuevo paradigma, que es el de la atención a las necesidades emocionales del alumnado. ¿Con qué recursos cuenta el centro para garantizar esta acción?
R: Contamos con un gran equipo de profesionales que integran nuestra servicio de Orientación (psicólogas, psicopedagogas, etc). Además, el propio equipo docente (114 maestros, maestras y profesores) se encuentra en constante formación en esta materia; especialmente en el ámbito de la neuroeducación. Nos enfocamos en la enseñanza positiva; basándonos en las consecuencias de los actos y no sólo en la idea de premio/castigo, mirando a cada alumno según su perfil y capacidad de manera que podamos actuar de la manera más adecuada y conveniente, caso a caso. Además, este año hemos introducido un proyecto para garantizar el bienestar docente con una psicóloga especializada en Mindfulness que ya forma parte de la plantilla.
- ¿Se puede crecer tanto como lo ha hecho El Pinar sin perder su carácter de centro cercano, familiar y abierto a su comunidad educativa?
- Seguimos apostando por ello. Buscamos mantener el equilibrio entre este crecimiento, que es lógico y positivo cuando las cosas se hacen bien, sin perder nuestra esencia de centro cercano y abierto a las familias.