Con el cierre de este 2024, es inevitable echar la vista atrás para valorar todo lo que nos ha dejado este año, tanto lo bueno como lo menos bueno. Un periodo marcado por momentos de alegría, avances y pequeños logros, pero también por ausencias que dejan huella. Recordamos con cariño a quienes ya no están con nosotros: amigos, familiares y personas cuya presencia en nuestras vidas siempre será inolvidable. A ellos, nuestro más sentido homenaje.

Tampoco podemos olvidar a aquellos que siguen enfrentándose a duras realidades: las víctimas de desastres naturales, guerras, hambre y desigualdad. Estas situaciones son un recordatorio constante de cuánto queda por hacer como humanidad. Es inevitable lanzar un tirón de orejas a nuestra clase política —y me atrevo a decir, a nivel mundial— por permitir que nuestro mundo, tanto en su esencia humana como en su riqueza natural, avance peligrosamente hacia su deterioro.

Sin embargo, no queremos que este repaso sea una mirada oscura al pasado. Más bien, queremos que sea un punto de partida para soñar con un 2025 que traiga aires de renovación. Necesitamos soluciones reales y duraderas, un compromiso firme con la paz, el cuidado de nuestro planeta y la convivencia.

Y hablando de convivencia, este fin de año nos regala una lección de la naturaleza misma: la lluvia de las últimas horas ha puesto freno, al menos parcialmente, a los petarderos de turno. Esos que olvidan que vivir en sociedad requiere respetar las normas más básicas, tanto para con los demás como para con ellos mismos. Aplaudimos a esa sabia naturaleza que, con cada gota de agua, nos recuerda que su fuerza es capaz de equilibrar lo que a menudo desordenamos.

Cerramos este 2024 con un deseo renovado de esperanza, trabajo y unión para el nuevo año. Y como broche final, un soneto para brindar por un 2025 mejor:

Soneto para el Nuevo Año
Que el viento sople fuerte la esperanza,
y calme en su vaivén todo tormento.
Que nazca de la tierra el renacimiento,
y en cada corazón hallemos danza.

Que el odio se diluya en la balanza,
y reine entre los pueblos el contento.
Que el mundo cure al fin su desaliento,
y el alma encuentre en paz su confianza.

Por cada lágrima, surja una sonrisa,
y cada lucha sea entendimiento.
Que el futuro se tiña de certezas.

Que el nuevo año nos traiga suave brisa,
amor y luz en todo sentimiento,
y una vida colmada de riquezas.

¡Feliz 2025! Que sea un año de paz, unión y nuevos comienzos para todos.