(Antonio Serrano Santos) Este artículo no va a entrar al trapo de la política. Solo va a analizar el contenido socio-religioso e histórico de lo que esta mujer dice. Saliendo al paso de los comentarios y críticas que que quieren desautorizar lo que, en ese extremo, dice.

Antes de hacer ningún comentario ni sacar conclusiones, esta mujer, hoy que tanto se está revalorizando a la mujer, y que tanto respeto se merece, es un deber y una exigencia democrática, si queremos ser coherentes y no hipócritas, ideológicamente fanáticos, poniendo nuestras ideas por encima y antes que la verdad, tiene el derecho a ser escuchada, al margen de ideologías, credos, simpatía o antipatía, errores o aciertos en su puesto de presidenta de la Comunidad de Madrid. El feminismo, en especial, el radical,se basan en la dignidad de la mujer, de ser mujer, y en defender sus derechos, y, claro, sus deberes; cosa, esta última, que no suele mencionarse.

Y su valentía, al hablar, deja pequeñitos a tantos varones tan circunspectos, poco claros y decididos, con circunloquios en sus discursos e intervenciones públicas , con cierto miedo y timidez, al parecer, de decir las cosas claras, rotundas, directas, a los oyentes, sean quienes sean, como temiendo despertar antipatías y alejamiento de las ideas de sus discursos. Es un  breve discurso, lo que dice ella, con valentía, firmeza, clara, respetuosa y breve. No habla de ella, ni de sus planes. Sólo del motivo de la presencia del Belén, de la Navidad, de su sentido y realidad histórica, esencialmente unidos a la Historia, sobre todo, de Europa, de su cultura y raíces. Pura cultura científico- histórica, libre de ideologías, imposible de negar.

Damos por supuesto que se ha leído lo que ha dicho esta mujer. La prueba son los numerosos comentarios y críticas, unos a favor, y otros, en contra. Estos últimos con descalificaciones, insultos, y acritud , casi todos.

Bien. En referencia a la civilización cristiana y su influencia, sobre todo, en Europa, no se puede negar la importancia y autoría definitiva, del cristianismo.  Hasta el extremo de que la conformación de Europa, su unión, al menos, se debe, principal y exclusivamente, al cristianismo( catolicismo). La transmisión de la cultura clásica greco-latina se debe a los monjes copistas de San Benito con sus copias y traducciones que, junto con el latín, invadió todas las ramas del saber humanístico, científico, artístico, filosófico…La Iglesia católica, en vanguardia, fue la creadora, exclusivamente, de la Universidad:” Universitas studiorum”. Ese es el título oficial e histórico. Que se extendió por toda Europa, América y, luego, por otros continentes. Casi todas las más famosas  obras del arte, la pintura, la escultura, la música, la arqueología, la filosofía, hasta de la ciencia , la literatura,etc, son obras de autores , religiosos y seglares, católicos. Solo en ciencia, toda la nomenclatura, nombres simples y compuestos, medicamentos,etc. están en latín y griego. De ahí que el que sabe latín y griego comprende sus explicaciones en los prospectos. Los términos en el ámbito y estudio de la justicia, derecho penal, civil, etc, están en latín. Hasta muchas de nuestras costumbres y nombres sociales son herencia  de la cultura clásica y popular latina. Podría poner múltiples ejemplos, pero sería muy largo.

En cuanto a la influencia árabe, muy importante en ciencia, filosofía y arte, hay que tener en cuenta que esa influencia no pasó de los Pirineos. Y sí que se conservan vestigios arqueológicos, artísticos, filosóficos…Pero, sin menospreciarlos, incomparablemente menos que lo que dejó la cultura clásica greco-latina que, no solo quedó en sus inicios, sino que todavía, con toda su fuerza, se mantiene en el ámbito público y privado de la sociedad española y europea, en general.

El nacimiento de Cristo, y su emblema el Belén, creación este de San Francisco de Asís, claro que es un punto de iniciación de esa cultura en el sentido de que sus grandes seguidores, teólogos, filósofos, etc. , aprovecharon toda esa cultura “ no cristiana” tomando de ella todo los valores humanos, filosóficos, artísticos, científicos, concordantes con el evangelio, la doctrina cristiana. Así se puede decir, “mutatis mutandis”, en lenguaje coloquial, que bautizaron a Aristóteles, Platón, Séneca, Sócrates…

El mensaje de Jesús, del cristianismo, católico, sin despreciar a otras religiones cristianas no católicas, ni otras religiones, lleva un contenido que, al margen de los malos ejemplos, como en todas las religiones,  es una revolución social y personal: “ Amar a tu prójimo como a ti mismo”; es más, como el mismo Jesús nos amó. “ En eso conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis como Yo os he amado”. No parece que haya mejor forma de humanizar a las personas ni mayor respeto a su dignidad. Si tenemos en cuenta lo que dice Jesús, su ejemplo y la enseñanza practicada por millones a través de los siglos. El hombre tiene la misma dignidad que Dios. “ Lo que hagáis a estos, a Mi me lo hacéis”.

Esta señora, esta mujer, tendrá, como dijimos al principio, errores y aciertos, personalmente; pero no en lo esencial de lo que dice del Belén, del nacimiento de Jesús y comienzo de una nueva civilización. Una civilización que no se detiene ni es para este caduco mundo, sino que tiende a la trascendencia, a seguir los pasos de su creador, superando las dificultades,” los límites de la capacidad del ser humano,  algo para lo cual está ya predispuesto desde la creación, como esperanza y posibilidad, por su semejanza con Dios”.

La civilización cristiana es ese inmenso árbol que extiende sus ramas por toda Europa y fuera de ella; tiene sus raíces profundas en la persona y enseñanza de Jesucristo, y asimila todo lo humano purificándolo y convirtiéndolo en una evolución irreversible, resucitando siempre de sus aparentes muertes a través de los siglos, como el Ave Fénix, de sus cenizas. “ Historia teste”. La Historia es testigo.

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